Para entender el funcionamiento de las criptomonedas debes entender también varios conceptos básicos. El primero es que se basa en una red de ordenadores descentralizada, lo que suponen nodos repartidos por todo el mundo con copias de todas las transacciones que se han realizado. El segundo concepto es el de los mineros, personas que forman parte de los nodos, y que tienen el incentivo de que cada vez que se generan Bitcoins nuevos se reparten entre quienes forman parte de estos nodos.
Otro de los conceptos importantes es el de las exchanges, que son empresas que te permiten cambiar monedas como los euros o los dólares por Bitcoins y meterte en el mundo de forma más sencilla. Cuando los consigues, estos se almacenan en los ‘Wallets’ o carteras, que son aplicaciones que te permiten guardarlos o intercambiarlos.
Las personas usan las criptomonedas por muchas razones, para hacer pagos rápidos, para evitar los cargos de transacción que cobran los bancos tradicionales o porque ofrecen algo de anonimato.
Cada criptomoneda tiene su propio algoritmo, el cuál es el que gestiona la cantidad de nuevas unidades que se emiten cada año. Por ejemplo tenemos el Bitcoin, que cada cuatro años se reduce por dos la cantidad que se producen, y sólo se emitirán un total de 21 millones de Bitcoins. Esto es una diferencia fundamental con las monedas convencionales, puesto que los bancos modifican su valor a su libre albedrío. Esto le da más capacidad de generar valor frente a unas monedas que pueden devaluarse cuando los bancos digan.